sábado, 23 de junio de 2007

Cómo agua para chocolate





Fue escrito por Laura Esquivel en 1986, relata las historias vividas por una familia durante la revolución mexicana.
La protagonista Tita, una apasionada cocinera está condenada a permanecer soltera, al cuidado de su autoritaria madre hasta que ella muera. Sin embargo Tita se enamora de Pedro quien, para poder estar cerca de su amada, se casa con su hermana Rosaura.




Tita es una gran cocinera las recetas que elabora graban el paso de las estaciones de su vida, siempre coronados por la ausencia de su amado Pedro, la ausencia de ese amor y la comprensión, la encontrara únicamente en la cocinera anterior del rancho, Nacha.




Luego de idas y vueltas en su amor con Pedro, y luego de interminables peleas y abusos físicos y emocionales por parte de su madre, Tita se libera espiritualmente y es mandada por Mamá Elena a un asilo mental. En realidad va a parar a la casa de John Brown, el médico, quien se enamora de ella y le proporciona los cuidados necesarios para lograr esta libertad espiritual tan anhelada (Soria, Mª E.)....
Sr. Brown, narra una historia lo que luego será el desencadenante de la liberación espiritual de Tita: Al recibirla en su casa, John se enamora profundamente de ella.




Dentro de la novela hay un capítulo referido al mes de Junio, llamado "Masa para hacer fósforos", el Dr. Brown expresa a Tita que los las personas pueden encontrar estos componentes directamente en el cuerpo humano y narra una historia que Luz Del Amanecer le habría enseñado... esto es de vital importancia para el lector pues le ayuda comprender el final de desenlacé novela.




“Si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos (...) oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, sabores, caricias (...) que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. (...) Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir. (...)Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo (...) “Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo los cerillos uno por uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe [...] ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrarnos con nuestro origen divino” que es la muerte. (Brown, J., 1993, p. 85 ).

Creo que este final planteado por Sr. Brown es bastante radical, no obstante para esta historia quizás era el único a poder ocurrir... Creo que nuestra misión en la vida es tener la oportunidad y el permitirnos ir conociendo paulatinamente nuestro bagaje de cerillos destinados a nuestros afectos... muchos de ellos encenderán, tantos otros se quebraran, algunos tantos no alcanzarán a encender, aun cuando tengamos el corazón abierto para hacerlo... sin embargo, en cada unos de nuestros corazones siempre estará la esperanza de seguir alumbrando y brillando en la vida para nosotros mismos y para un otro...

¿Cuántos cerillos hemos podido encender?

¿Cuántos se han quebrado?

¿Cuántos hemos querido encender y no lo hemos logrado?

¿Cuántas veces hemos pensado en que las fuerzas de encender un nuevo cerillo se nos han acabado?

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