martes, 7 de octubre de 2008

Música un mar de palabras y emociones...



... Una ola suena diferente, de la otra ola que le sigue y de la posterior, cada ola es un milagro irrepetible, que toma y cede lo que conquista...



Hay canciones que dicen mucho más, que al simple hecho de escuchar, al leerlas algunas parecen verdaderos poemas, con trasfondos que muchas veces, uno no sé puede imaginar, siendo muchos de ellos pedacitos de nosotros mismos, de nuestras experiencias o deseos...


La música es un enigma, un misterio que desde los principios de la humanidad ha estado presente marcando una temática divina entre las notas. Como dice Almendro (1999) "tal vez el firmamento sea un tambor de resonancia con las estrellas como notas de consciencia”. Con una fuerza milagrosa, esta creación más que humana, que es la música, transporta, transmite y transforma estados de consciencia, comunicando lo comunicable y lo incomunicable. La música parece traer consuelo y bienestar a una persona que sufre no necesariamente tendrá el mismo efecto en otra persona con un dolor parecido, no en la misma persona en otro momento (Almedro, M. & Nakkache, S. 2004)


La música como sanación tiene la capacidad de mejorar la calidad de nuestra vida, favoreciendo la relajación, el sueño, la concentración mental, mejorando la memoria y el aprendizaje, la intuición y la creatividad, reduciendo el estrés, fortaleciendo la vitalidad, el sistema nervioso y madurando la comunicación personal e interpersonal al favorecer la apertura emocional y expresiva. La música puede de una manera natural movilizar la memoria de la emoción. Hamel dice: "No hay duda de que cada uno de nosotros escucha "su" música, con un gusto determinado y relacionando las piezas con emociones o conceptos, o incluso con asociaciones inconscientes. El idioma musical con el que cada uno se identifica es a menudo un inventario de su condición interior".( Almedro, M & Nakkache, S., 2004)


Me detengo un poco con la frase que comencé, creo que algo especial tiene el mar, cuantos de usted han llegado hasta el con sus penas o alegrías???, contemplando ese color azul hasta su infinito... yendo al encuentro quizás con cada ola nos traiga consuelo, sosiego o incluso algunas “palabras” de aliento, cuando en él hemos depositado nuestro dolor y lágrimas... esperando que una de ellas se lleve todo eso... y la siguiente nos devuelva algo que nos llene lo que hemos dejado vacío... pero no solo de penas llegamos hasta el sino también cuando él es el fondo de una unión de dos que caminan esperando despedir al sol poniente, que consigo trae el colorido más hermoso al firmamento en tonos anaranjado, amarillos, rosados, violetas y tantos otros... hasta la llegada de la luz de las estrellas, haciendo cada vez mas imponente el hablar de cada ola en medio de la oscuridad y los brillos de las estrella...


Una canción...


Mensajes [Fernando Delgadillo]


Recorro a diario una franja de costa de arena blanca de sol y de sal que golpea eternamente noche y día el oleaje del mar. Aquí he venido a dar por accidente para afrontar la existencia y azar que lleve el náufrago de sus anhelos y la tempestad. Mis caminatas se han vuelto el objeto de cada mañana que salgo a buscar en la distancia la vela de un barco que algún día vendrá. Le di por nombre “la isla del olvido” y entre otras cosas me puse a juntar la variedad de formas de botellas que abandona el mar y así encontrando ya hace mucho tiempo en una de ellas me hallé esta señal: “sigo esperado por ti cada ocaso en el mismo lugar”. La nota no tenía firma ni fecha como tampoco marcaba un lugar e imaginé que encontraba en el mundo otro náufrago más. “Sin tiempo y firma y de ninguna parte te salgo a buscar”, decía el mensaje en la misma botella que devolví al mar. Así mi vida en la isla del olvido adonde cantan las olas del mar abandonando maderos sin tiempo y sueños sin hogar. De arena blanca en la noche estrellada de luminosas mañanas sin más que andar dejando en la arena mis huellas que el mar borrará. Siempre esperando el ala de una vela que me quisiera a su viaje invitar hallar los restos de aquellos que ya no han vuelto a navegar. Se sigue aquí sólo que hace algún tiempo que extrañamente he empezado a encontrar mensajes de otros naufragios que han visto una vela en la mar. Y así como ellos llegan a mi playa cada crepúsculo vuelvo a lanzar a un mensajero nombrando un anhelo que tarda en llegar. Junto con unas palabras de aliento que escribo a quien las pudiera encontrar en el mensaje que en esta botella confiamos al mar...



Piensen en el tipo de música que oyen, pero con mayor detalle a lo que dicen sus letras, ¿les parece cercano a su pensar y sentir?

¿Cuántas veces hemos ido hacia el mar en busca de respuestas en cada ola?

¿Han dejado más alegrías o penas depositadas en el?...



Este blog los encontré hoy, y fue escrito aproximadamente hace un año atrás...

miércoles, 6 de agosto de 2008

De presencia a ausencia



Las cosas tiene un misterio, encierran algo... siempre queremos ir descubriendo, buscando, observando y sintiendo, pues tienen un signo evocador que trae una presencia.... presencia... demasiadas cosas son las que tienen el nombre de presencia y sin cosificar, las personas también son parte de las presencias que sin embrago, muchas veces pasan a ser una habituación y podría decirse un “están” siempre, sabemos que llegarán, las veremos o simplemente divisaremos o saludaremos... pero ocurre algo diferente con las ausencias, son más evidentes, se sienten con mayor fuerza, porque es ahí cuando recién nos damos cuenta que eran mucho más que una presencia y lo que significaban para nosotros... Pablo Neruda en uno se sus poemas dice “me gusta cuando callas porque estas como ausente”... pareciera ser que desde esa ausencia florecían muchos de su poemas... Hay silencios clamorosos en la poesía de la ausencia, plenos de significado, que definen la soledumbre y la infinitud de los ámbitos del extrañar. Hay palabras... muchas, que conducen a este silencio que también existe y al que me refiero, para callarse definitivamente ante la magnitud de la ausencia... es desde ahí - las ausencias- que vamos descubriendo la inmensidad de cualidades, detalles, y características que tenían esas presencias, un escritor decía: “cuando tenemos los grandes tesoros delante de nosotros, nunca los reconocemos”, pareciera ser cierto, es la fuerza de la costumbre y la habituación que hace nos olvidemos de valorar, sentir, apreciar, querer y mirar bien a quien estaba a lado nuestro por días, meses o años sin quizás darnos cuenta... he ahí el sabido y muyyy clisé “nunca se sabe lo que se tiene hasta que se lo pierde...” La tarea es aprender a valorar las presencias antes de la llegada de las ausencias – yo por mi parte aprendí - ... se han dado cuanta que los elogios y reconocimientos a las personas que han sido importantes a través de la historia las mayoría de las veces se les da cuando no están e incluso ya partieron... creo que las cosas tienen mayor valor cuando se las comunica o dan en el diario vivir, en definitiva en vida, en las presencias y no en las ausencias y lejanías...

Y como dije desde las ausencia afloran las palabras he aquí dos poemas que hablan de ausencia el primero de Jorge Luís Borges y el segundo de Gabriela
Mistral, ¿Por qué no habrá alguno que hable de la presencia?...

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida que aún ahora es tu espejo:

cada mañana habré de reconstruirla.

Desde que te alejaste,

cuántos lugares se han tornado vanos

y sin sentido, iguales

a luces en el día.

Tardes que fueron nicho de tu imagen,

músicas en que siempre me aguardabas,

palabras de aquel tiempo,

yo tendré que quebrarlas con mis manos.

¿En qué hondonada esconderé mi alma

para que no vea tu ausencia

que como un sol terrible, sin ocaso,

brilla definitiva y despiadada?

Tu ausencia me rodea

como la cuerda a la garganta,

el mar al que se hunde.

Jorge Luís Borges



AUSENCIA


Se va de ti mi cuerpo gota a gota.

Se va mi cara en un óleo sordo;

se van mis manos en azogue suelto;

se van mis pies en dos tiempos de polvo.


¡Se te va todo, se nos va todo!


Se va mi voz, que te hacía campana

cerrada a cuanto no somos nosotros.

Se van mis gestos que se devanaban,

en lanzaderas, debajo tus ojos.

Y se te va la mirada que entrega,

cuando te mira, el enebro y el olmo.


Me voy de ti con tus mismos alientos:

como humedad de tu cuerpo evaporo.

Me voy de ti con vigilia y con sueño,

y en tu recuerdo más fiel ya me borro.

Y en tu memoria me vuelvo como esos

que no nacieron ni en llanos ni en sotos.


Sangre sería y me fuese en las palmas

de tu labor, y en tu boca de mosto.

Tu entraña fuese, y sería quemada

en marchas tuyas que nunca más oigo,

¡y en tu pasión que retumba en la noche

como demencia de mares solos!


¡Se nos va todo, se nos va todo!


Gabriela Mistral.
Este escrito fue realizado el 24 de enero de 2008...